viernes, 12 de septiembre de 2008

Intelectuales


Lo que hoy puede observarse en la realidad política española ya fue previsto y predicho hace unos años. Desde entonces los españoles han ido comprendiendo con mayor profundidad y extensión, un enfrentamiento que va agudizándose por la revolución en ciernes. Lo acaecido no es más que lo descrito con anterioridad pero “cargado” de mayor realismo cotidiano y con toques de esperpento in-imaginados, y también en coherencia corresponderá lo por venir al desenvolvimiento del “mecanismo” detectado.

¿Dónde están los intelectuales de la primera hornada para que sigan “ilustrándonos” acerca de los sucesos patrios? En su casa y sin salir, pues en vez de observar la realidad y dotarla de explicación pública, ofrecieron una versión particular de la misma sin analizarla debidamente, pagando con descrédito y desprecio su dejadez o impotencia. Han tenido una función insuficiente cuando menos, sin mentar el daño público causado.

Los intelectuales españoles piensan que una sociedad solo se expresa por sus organismos públicos, sean o no partidos políticos, pero la Nación produce vitalidad por todos sus poros y no necesariamente mediante los cauces oficiales; menos aún cuando esos cauces resultan inútiles, y mucho menos cuando el camino constitucional previsto como solución, se ha erigido en dique frustrante de soluciones políticas o necesidades sociales. (Véase el caso del CGPJ o del T.C. actuando a la orden de la peligrosa casta nacional). Todo el entramado institucional en España constituye hoy un conjunto de resortes en manos de los enemigos de la Patria.*

Precisamente el origen de agudas tensiones como las actuales, proviene de ausentes mecanismos democráticos para que las pulsiones sociales puedan ser canalizadas a su través. Mucho menos pueden ser sofocadas durante más tiempo por unas instituciones compuestas por una ínfima minoría social que en nuestro caso además trata de sostenerse en el poder político agrediendo insensata, impune e ilegalmente a toda la Nación. .

Contemplar la dinámica social a través de partidos políticos es una de las premisas falsas sobre la cual los “pensadores” han construido sus falacias. De ahí que en esta hora decisiva para el curso nacional, los intelectuales no sepan qué decir porque ni siquiera saben qué pensar. La Revolución Española los ha enmudecido y anulado como protagonistas válidos a la hora de la verdad. La Monarquía española está viviendo por encima de sus posibilidades y ningún intelectual del montón -admitiendo su buena fe- tiene cuajo para verlo. Es la hora de consultar al oculista y de cambiar a otro gremio.

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*El caso del País Vasco consiste en una pelea por quién obtendrá el poder político del nuevo Estado regional, si el PNV o el PSE, ahí concluye la comedia. Y el PP está de invitado de piedra a la inauguración.

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