sábado, 29 de noviembre de 2008

Una, grande, libre.

La emblemática cenefa de la dictadura franquista era una declaración de principios y a la vez bálsamo terapéutico para consumo interno que enjugaba el llanto social. La “Una” anulaba tanto veleidades “autonómicas”, que tan onerosa había resultado a la Nación, como su predestinación “histórica en lo universal” a modo de pueblo elegido. “Grande” trataba de lamer heridas provenientes del siglo de oro y levantar la decadencia en ultramar del XIX, aupando el orgullo patrio tan postrado por la guerra civil. “Libre” de toda contaminación atea, judeo-masónica y extranjera, que viniera a perturbar la “paz” que viviría el país durante décadas, como también libre de la llamada democracia, ese "truco" de enemigos para exterminar la “raza” hispana.

(El franquismo destacó los aspectos históricos que mejor venían a sus intereses mini-imperial de rancio abolengo, soslayando la provincialidad de Hispania en el Imperio Romano, pero exaltando a íberos y visigodos como cosecha “propia”; por supuesto el infiel Islam, también España durante siglos, fue “debidamente” derrotado en 1492 y sus elementos usados como carne de cañón en la contienda del 36).

En los años corrientes, los españoles han labrado y proclamado tres nuevas palabras como símbolos ineludibles para arreglar sus cuitas: España, Nación, Constitución.
“España”, acreditada marca en el concierto universal de las naciones; sustantivo éste, cuya aparición y realidad de siglos o vigencia, es la designación elegida por la Historia para nombrar al conjunto de pueblos, países, sociedades… con independencia de sus formas de Estados, limitados por sus respectivas fronteras geográficas, aunque los antiespañoles se empeñen en negar esa evidencia.
“Nación” es el marco político donde deberá resolverse la actual guerra española, guerra que tiene un contenido de liberación nacional aunque su forma aparente una guerra civil; y guerra que supone un eslabón en la mundial que actualmente sostienen los ciudadanos de todos los países por derrotar a sus respectivas castas políticas, sobrevenidas como enemigos peligrosos para todos los habitantes del planeta.

De las tres consignas, dos están plenamente insertadas en el tejido social y se convocan de manera explícita y pública. Tras combates ideológicos de lustros, los antiespañoles de toda laya no solamente no han logrado imponer alternativas simbólicas a esa feliz vigencia de la Patria, su nombre y realidad palpable, además, últimamente tratan con desesperación de apropiarse de ellas porque comprenden que no disponen de arsenal discursivo propio, requisito indispensable para la victoria definitiva.
“Constitución”, es la última conquista por realizar porque no existe en España. En rigor, no hay contrato social, no existen reglas políticas, ni legalidad, ni cancha democrática, ni Estado que se pueda decir Nacional sino Antinacional, ni Justicia que responda a ese nombre. Es en este punto de reconstituir España donde se concita la cruda lucha de fuerzas contrarias en abierto conflicto y que por muy poco tiempo todavía no se expresa militarmente. Una Constitución que refleje la realidad resultante de la actual guerra Patria, es el último objetivo de los españoles en la presente tesitura de su historia.

Los enemigos de España ocultan estos tres símbolos o los disuelven en demagogia. Cada una de las débiles hordas de traidores anda abandonando por momentos sus derrotadas ideas, justificaciones o discursos, en un elocuente adelanto de próximas deserciones en el campo de batalla propiamente dicho. Presentan asimismo a todo el mundo, el retrato de cuanto ocurre en todos los países: la inevitable derrota de los que sólo piensan en su Nación si es para esquilmarla sin descanso ni medida y en beneficio de unos pocos. Aunque aparenten “unidad” o se fotografíen juntos las diferentes y parásitas castas, antes de salir a la palestra ya son unos perdedores cada uno por lado, porque enfrente tienen la invencible fuerza unitaria de los ciudadanos nacionales e internacionales.

(M.S. 29-XI-2008)

lunes, 24 de noviembre de 2008

La Historia no es una autopista.

El revuelo sobre el affaire Lukoil-Repsol ha puesto sobre el tapete aspectos ilustrativos acerca de la decrépita realidad mundial acabada como etapa de dominación capitalista. Resaltan en el caso dos aspectos: rusos buenos versus rusos malos y empresas vs. mafias.

El periplo ruso transitado en el último siglo ha consistido básicamente en meter su nación en el desarrollo capitalista y en encontrar una clase dominante. En efecto, el despliegue mundial del capitalismo cogió a Rusia sin una clase social capaz de abanderar el país en esa etapa de su biografía, igual que a España sorprendió la transición sin traje aceptable de la “derecha” teniendo que improvisar un PSOE nuevo de trinca. La Rusia decadente del zarismo carecía de capitalistas “nacionales” mandando en el país. La burguesía internacional y la aristocracia monárquica rusa no dispusieron de la fuerza necesaria para hacerse cargo del futuro nacional. Ante la inexistencia de paz interior, la por venir Unión Soviética ensayó una parodia de socialismo económico que acompañó con una modernización urgente de la tradicional burocracia, incorporando también al nuevo Estado los despojos políticos que la Revolución había engendrado. El final de ese proceso fue la caída del muro, donde Rusia ha presentado a la sociedad mundial una clase social capitalista, propia, Rusa, Nacional, en un calco retrasado de lo realizado por las Naciones mas desarrolladas, aunque enseñando en una variante oriental sus maneras y entrañas para mejor comprensión de lo gestado también siglos antes por otras Naciones, del mismo modo que la España política es un ejemplo concentrado de Occidente y Cataluña una lustrosa plantilla española.

Unos escasos millones de personas ínfima minoría con relación a más de 100 millones de rusos recién salidos de la esclavitud oficial y del medievo económico, no podían desde ningún punto de vista ensayar una Soberana Democracia Social y encontrar capacidad económica en su población para hacerse cargo del destino Nacional. La creación de una clase dominante moderna y adecuada ha sido el resultado del largo viaje ruso. Y así como Rusia buscaba un Jefe colectivo, España ha buscado hacerse Nación Moderna a través de unos jefes mediocres y raquíticos. Ambas naciones han llegado tarde y en malas condiciones para “sus” capitalistas a la Historia y el Progreso: Rusia inaugurando una clase social innecesaria; España alcanzando su plenitud Nacional sin necesidad de dominadores Privados. Ni una ni otra como tampoco otra Nación, necesitan en sus próximos Estados tutores ni mafiosos, ni públicos ni particulares, porque hoy día en cualquier Nación desarrollada la mayoría de sus cientos de millones de personas está preparada para gobernar su Patria teniendo un ordenador y desde su casa. Si la Historia no es una autopista tampoco es un piñón fijo, siempre está avanzando con el material humano y social más adecuado que a su paso encuentra, rechazando aquello que se muestra como estiércol que obstaculiza su ruta.

Si los rusos tienen mafias en sus empresas, los norteamericanos y los demás mucho más antiguas y variadas aunque den otros nombres al mismo fenómeno. Cójase como paradigma entre los muchos que se ven estos días, el caso de Marc Rich de rabiosa actualidad por el libro de G. Ladner, donde Eric Holder, que ha sido fichado por Obama, fue fiscal general de Clinton y ocultó ilegalmente información en un turbio indulto al probable ladrón de guante fino y en cuyo caso hasta el Rey Borbón Joan Carles I está implicado. Si las Administraciones políticas rusas son servidoras de sus multinacionales, occidente tiene más y mejores ejemplos en tanto que España los resume y Cataluña los caricaturiza. Y si se trata de no vender la Patria en porciones, ya está vendida desde hace mucho por todos los Gobiernos, así que no hay que rasgarse hipócritas vestiduras en el país más liberalizado de Europa de la que en la práctica es una neocolonia.

En la realidad de la vida política se observa un repliegue y refugio de las empresas hacia sus Estados-Nación, hasta el punto de que los USA prescinden de acuerdos generales para arreglar su crisis particular y Europa anda a la greña ante la imposibilidad de combinar Estados y Unión Europea, en tanto que en España la disputa es si el parásito atracador debe tener un determinado pedigrí. También es notable que el planeta ande nacionalizando gigantescas empresas e interviniendo estatalmente en muchas y sólo se destacan denuncias para aquellas Naciones cuyos regímenes políticos son antipáticos a la corrección política. Naturalmente tanta confusión fruto del desconcierto que está provocando esta hecatombe, afecta a cualquier partido político del mundo, al fin y al cabo representantes públicos de intereses cada vez más agudos, minoritarios, contradictorios y patentes.

Y lo que queda por ver.

viernes, 14 de noviembre de 2008

TODOS A LA CARCEL


El fuerte no quiere reglas, las impone su sola presencia; los débiles las exigen porque en ellas está la garantía de supervivencia. De ese hecho se derivan las diferencias y contradicciones que se observan en la política mundial. De un lado “Europa”, al otro los USA, de un lado las grandes Naciones europeas, al otro los países europeos menores y dependientes de sus grandes; de un lado los grandes bancos, de otro los pequeños o arruinados, como también las instituciones nacionales o supranacionales que tratan de salvar al débil. También en los EE.UU. hay diferencias entre Obamas democráticos, partidarios de rescatar a las empresas del automóvil, y Buchs republicanos empeñados en firmar los TLC con otros países. Y aún dentro de esos partidos como vimos en las votaciones de plan Paulsen, que ya no es ese plan y que mañana será otro plan y medio de propina. Europa quiere regulación de los mercados pero el “socio” del Atlántico no lo necesita. Los USA no quieren proteccionismos, los europeos según y cómo.

Todos conflictos con raíz común, porque en un sistema basado en la más feroz competencia de empresas, multinacionales o Estados, no puede aspirarse a la “unión” si no es como cortina para encubrir la realidad de Estados garantes de sus intereses cada uno por su lado, e incluso un buen pretexto para seguir depredándose entre miembros de una cofradía tan derrotada y lastimera. La trayectoria indica un paulatino repliegue de los Estados sobre sí mismos y después sobre sus ejércitos nacionales.

El sistema capitalista ha perdido su equilibrio y no tiene estabilidad como tampoco resorte en que apoyarse; ni económico, ni político, ni social, ni legal, ni ideológico, ni programático, en resumen: la macabra careta democrática del capitalismo; solamente retiene la fuerza armada para defenderse. En su escandalosa caída ha arrastrado y hundido todos sus mitos, ideas, valores, símbolos, banderas…El malestar ciudadano general, creciente y acelerado, en las sociedades donde con mayor éxito ha reinado, emprenderá la subversión de su orden mucho antes de que pueda recuperar estabilidad, credibilidad o viabilidad. La sociedad no puede esperar las recetas de un muerto porque necesita perentoriamente arreglar su vida diaria como ya está haciendo por doquier. A decir de los especialistas, aunque se repartiera el dinero a espuertas o desde helicópteros, existe la duda de si la gente no preferiría guardarlo en vez de gastarlo en consumir. Tal es el grado de depresión y desconfianza inducido por el capitalismo al mundo en este su notorio estertor histórico.

Hoy el panorama mundial asiste boquiabierto a la reunión de unos botarates en Washington, esclavos de sus miserias públicas, de su incapacidad de mando, de su incompetencia económica y política, de su obsceno y parasitario modo de vida, de su ausencia de escrúpulos y legalidad, de su estado Terminal como clase conductora de la Humanidad; y tiene a su más representativo energúmeno al Sr. Rodríguez Zapatero, enemigo de los españoles y de todos los ciudadanos internacionales, que acude con bandera enemiga a su traidora y repugnante asistencia de masón terrorista con cara de inocente.

lunes, 27 de octubre de 2008

Las trompetas de Josué suenan a las puertas de Jericó.

Aquellos que se llenan la boca con eso de la “refundación” del capitalismo y cualquier otro eufemismo cortesano, lo que están diciendo es que lo han perdido todo y tratan de acordar la manera de seguir con el poder político-social que hoy actúa en el vacío más desierto. La comandancia social de los capitalistas ha tocado a su fin en todo el planeta, es inútil que sigan un esfuerzo de mantenimiento cuando los resortes del poder económico, político y social han dejado de ser terminales de mando sobre un sistema desplomado y presto a ser arrojado “al basurero de la historia”.

El derrumbamiento que se verifica a diario tendrá esta semana o la próxima, tanto el certificado público de su muerte a través del cierre de las bolsas u otras contingencias, como la sentencia de enterramiento en grado de ejecución inmediata. Tan fulminante será ese acto como laborioso y sangriento la erección de un Nuevo Orden Mundial basado en criterios de necesidades humanas como fórmula de gobernación y no en la extracción de plusvalía con beneficio ilimitado por encima de cualquier otra consideración como ha sido el motor del viejo sistema ahora inservible que se revolverá peligrosamente.

La economía mundial basada en el “modo de producción capitalista” se ha paralizado y sus fundamentos han dejado de ser operativos, por lo que seguirá una inercia agonizante y el concomitante espectáculo representado por sus grotescos valedores. El viejo Marx ha resultado ser un profeta en contra de su misma vocación. Las clases dominantes de los diferentes países, después de entonar meas culpas, deseos de mejora y cantos de cisnes, empezarán inmediatamente sus peleas verbales y convocarán guerras a las que pretenderán arrastrar a sus nacionales, pero éstos no caerán en la trampa y dedicarán sus tareas a resolver los urgentes problemas creados por una Casta Celestial que se pensó dueña de vidas y haciendas ajenas y que acabará sus días de muy malas maneras.

La reuniones previstas por los hasta ahora “grandes” no solamente serán inútiles, probablemente no llegarán siquiera a celebrarse antes de que caigan más lienzos de las murallas.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El viejo timo de la estampita

La “refundación” del capitalismo iniciado por naciones europeas, deja indiferente a los USA que parecen indicar con su actitud lo fútil que les resulta el empeño. Así, deja claro que la reunión mundial a celebrar en suelo norteamericano el próximo 15 de noviembre, no cuenta ni con su entusiasmo ni casi con su aprobación, adoptando el papel de simple anfitrión que está dispuesto a “escuchar” lo que otros tengan a bien proponer, hasta el extremo de impedir la presencia de un zapatero remendón al que desprecia y humilla admitiendo oír sus opiniones a través de terceros.

Los EE.UU. se comportan exactamente como los vencedores de una guerra que se libra en estos momentos por causa del fracaso del sistema capitalista en su vertiente económica cuando menos. Queriendo o sin querer, los EE.UU. han realizado con maestría el timo de la estampita a escala planetaria, dejando a los europeos embarcados en un sin fin de problemas. USA ha creado las “subprimes” y ha obviado todo control susceptible de impedir el inflado de una burbuja suficientemente grande y detonadora capaz de arruinar financieramente a toda Europa y parte del “extranjero”. Este proceso demoledor de las estructuras financieras mundiales, ha cursado de forma “natural” afectando a Eurolandia en mayor medida, y desde el momento en que el "caramelo estampa" apareció en la bolsa y el mercado norteamericano, atrayendo el egoísmo y la avaricia inherente al ánima del capitalismo.

Los USA han sido el imán de la codicia financiera mundial y también de ahí ha partido la infección de falsos activos que a modo de fusible ha cortocicuitado al capitalismo y a toda su gangrenada red. Las consecuencias las pagarán todas las Naciones por partes alícuotas en función de la “calidad” de la mercancía adquirida y al precio que la historia haya puesto en cada una de ellas. Pero el balance ha dejado a Norteamérica en la mejor disposición para afrontar los retos inmediatos aún teniendo millones de parados por mor de esta hecatombe.

En esta situación cada Estado de las “democracias occidentales” está en peores condiciones que los USA, no solamente por una estructura económica basada en el consumo interno, también y fundamentalmente, por el importante acopio de capitales procedentes de todas partes fruto del atraco y que obviamente se encuentran en sus reservas como resultado y “propósito” de esta descomunal estafa. (El dólar tiende a erigirse otra vez en moneda patrón de hecho). Y políticamente es una sola voz mientras Europa se desgañita en su artificial montaje de dos poderosos países, Francia y Alemania, y un resto de satélites semicolonizados que incluyen asimismo problemas en sus respectivos senos.

Aunque los USA deban pagar también el precio de la crisis, pues caerán empresas y nivel de vida, lo hará de forma unida, con materias primas nacionales y con abundantes recursos y consumidores. La Nación norteamericana es la más joven, la más fuerte, la más rica, la más poderosa y la mas agresiva. El dicho europeo al principio de esta crisis de: ”cada uno que se apañe como pueda”, está siendo más verdad que nunca y de ahí la indiferencia norteamericana hacia los problemas de los demás; y por descontado, del mundo.

El panorama ofrece también la perspectiva de un poder político internacional completamente sujeto a la fuerza desnuda, sin vestimenta política democrática ni legalidad nacional e internacional. Es una foto ampliada de lo que en España llevamos años sufriendo, pero ahora y al mismo tiempo, es la gobernación mundial la que hace y deshace a su gusto y gana, en exacta copia de nuestro régimen político, enseñando su hipocresía al mundo, poniendo de relieve la cruda realidad de los políticos enfrentados a los ciudadanos y despreciando a unos nacionales inermes frente al monstruo del despotismo, aunque puestos también en la obligación de sacudirse la mortecina e injusta carga de un sistema destrozado por su propia ambición e irracionalidad.

Mario M. Acosta

domingo, 19 de octubre de 2008

El Planeta Delirandia

La España que está muriendo alberga un Estado-mosaico cuya tesela mayor reside en el Palacio de la Moncloa. El total de las castas regionales españolas labora en simbiosis tratando de destruir a la Nación y todo el cortejo secular derivado de su existencia. La causa de esta realidad reside en una conjunción de factores históricos que ha reunido en el suelo de la Patria las condiciones necesarias -pero no suficientes- para fermentar esta gangrena que asombra al mundo.
El capitán de la Casta política española, compuesta por sultanes que sangran a “sus” regiones, también abandera cualquier idea o movimiento con marchamo de “progre” o “moderno” surgido en cualquier parte del planeta: alianza de civilizaciones, cambio climático, aborto, gay, relativismo nihilista, radicalismos varios, eutanasia, Epc, neoederechos, biotecnología…

Zapatero es en sí mismo la macabra mueca que tiene el capitalismo más radical, ilegal, inmoral, salvaje y esotérico que hasta la fecha haya contemplado la humanidad. Aunque su persona semeje una sórdida caricatura de ser humano y sea tachado de chiflado, es un reflejo hispano de la cara que enseña al público la actual clase parasitaria y dominante del planeta, el estertor político impotente de la burguesía moribunda, su postrera obra en pos de un sueño, el desesperado intento para su imposible permanencia, un caballo de Troya en la Ciudad Civilizada, la punta de lanza en occidente de un letal experimento fallido generado por dementes.

Los que piensan que ZP se equivoca están muy equivocados, porque el muy provisional presidente del gobierno español conoce a la perfección su camino y se emplea a fondo para recorrerlo; muy al contrario de aquellos que lo ridiculizan y definen de psicópata, ignorando el negrísimo color de sus chanzas y lo patético que resulta la ingenuidad de Caperucita frente a un monstruoso Lobo cavernícola. (En este sector se incluyen desde los inconscientes hasta los interesados como el PP, pasando por los cobardes con cualquier excusa).

José Luís Rodríguez y sus centenares de asesores han emprendido un camino sin retorno lanzándose a la operación más criminal y delirante que haya conocido la Historia, persiguiendo implantar un modo de vida automatizado, unas relaciones sociales neurotizadas, un sistema de valores sin polaridad definida ni parámetros establecidos, una moral degradante y animalesca para el ser humano y el vacío más absoluto de educación general, al objeto de conseguir una masa de trabajadores robotizados en una sociedad-rebaño sin cerebro individual dentro de una mísera Humanidad regida por pastores endiosados, de lo cual tenemos cercanos antecedentes en los frustrados intentos del nazismo y el stanilismo o en la visionaria “civilización” de George Orwell.

El capitalismo carece de proyecto histórico y su catecismo ideológico está destilado en el “talante” Zapatero y su corte mística. (Por este motivo y ante la desconcertante hecatombe mundial, los Browns y Sarkosys le hacen hueco en las sillas de las cumbres, pues nada tienen que perder oyendo delirantes planes del vecino del Sur e incluso puede aportar algo “aprovechable”).
En ausencia de control y realismo de los representantes del Capital, que corresponde a su carencia de futuro, y ante la impotencia de acaudillar la Historia, la clase capitalista no será capaz de imponer al grueso de la población una anti-doctrina que solamente tiene décadas de edad, frente a la secular inercia y la presencia de intereses muy superiores a esa endeble ilusión, por mucho que corra, dinero que invierta y esfuerzos que haga. En las actuales condiciones mundiales serán incapaces de cuajar un cuerpo coherente de ideas inductoras de dominación hasta el extremo de ser obedecidas sin pan porque carecen materialmente del tiempo de vida pública suficiente. En la Historia de la Humanidad, además de su imperial legado, solamente perdurará de ellos la repugnante pantomima que organizaron en sus funerales y la Delirandia que tan fugazmente montaron antes de sucumbir con todas las Pompas.

viernes, 17 de octubre de 2008

Panorama

El dilema que hoy tiene el mundo es si la crisis terminal del capitalismo generará solamente los millones de parados que puedan ser integrados y soportados por el sistema - por las buenas o por las malas-, o por el contrario la ciudadanía de los países más desarrollados del planeta, obligados por las circunstancias son capaces de imponer un nuevo Orden Mundial basado en la Justicia Revolucionaria y la Racionalidad Humana al Servicio de los intereses del homo sapiens civilizado. No hay término medio y en esa oposición se juega el futuro o el no futuro, el vacío total, el “horror” de Conrad-Coppola. El combate será entre y dentro de Naciones y en España tendremos una importante batalla en esta lucha internacional.

Decidida la opción de “cada palo que aguante su vela” (en labios de Merkel: “que cada uno limpie su mierda”), CE y USA se entrevistan este fin de semana para ver cómo pueden colaborar. Acordarán que cada uno guardará celosamente lo “suyo”, que si alguno se viese en peligro por la insurrección de sus ciudadanos nacionales no dudarán en defender a sus “gobiernos”, que tampoco dejarán de pelear contra otras naciones si así lo decidiera el correspondiente “interés nacional”, que la iniciativa de “refundación” capitalista la llevará Europa desbancando a unos USA que pagará sus “incorrecciones” de vigilancia financiera con la subida del dólar abaratando así los productos europeos en el mercado y apartándola del primer plano de las soluciones globales, a excepción de su potente ejército sito en casa o en la OTAN, que será reclamado por cualquiera para aplastar situaciones “inconvenientes” al club de los capitalistas occidentales.

La preparación de este terreno puede observarse también con la “repatriación” de capitales debido al pánico reinante que deja a los llamados países “emergentes” en bancarrota, como Islandia, Ucrania, Hungría y otros como España, en un claro síntoma de la tendencia “refugio fortaleza nacional” que se manifiesta en todos los movimientos políticos o económicos que viene realizando el corifeo de los capitalistas. Lo que hasta ayer contaron que era un problema del “mundo” se vuelve contra lo que hacen en la práctica: defender sus propias posiciones aunque se fotografíen juntos.

Alemania y Francia no pueden poner de acuerdo a “toda” Europa porque la CE contiene una metrópoli en esas dos potencias y unas neocolonias más o menos desarrolladas a las que han venido asignando papeles subordinados al centro del poder, despojándolas de sus estructuras económicas y políticas nacionales para convertirlas en apéndices en mayor o menor medida del proyecto e intereses de los poderosos. Todo ello mediante peajes e imposiciones para pertenecer al clan de la UE, obligando las “reconversiones industriales” (ganadería, agricultura, industria…) comprando las producciones locales a esos países o el desmantelamientos de sus estructuras productivas a cambio de unos fondos “para el desarrollo”; toda una versión moderna y europea del colonialismo más clásico. (Inglaterra es una isla picando en todos los mares, tiene intereses en la Metrópolis Europea, sus Colonias y en USA, entre otros lugares).

Han llegado a decir que van a “refundar el capitalismo” (Sarkosy), patentizando así que la crisis de un sistema mundial lo abordan mediante recetas nacionales que tratan de “compaginar” entre todos, lo que les lleva a ocultar la realidad, a mentir con insolencia ocupandose principalmente de apaciguar a los ciudadanos (“les estamos ayudando”. (Busch)), a cometer delitos por tomar decisiones por encima de sus facultades políticas y legales decidiendo arbitrariamente sin control parlamentario, y al mismo tiempo preparando medidas más “adecuadas” por si se produjeran lo que tanto temen: estallidos sociales. En definitiva, lo único que hacen los capitalistas es asegurarse para defender su barriga llenada por los depauperados ciudadanos, por muy primitivo y rastrero que parezca en tan engolados dandys.