jueves, 31 de julio de 2008

Nueva casa para la nueva lucha

Durante un siglo determinadas condiciones socio-políticas han mantenido con vida la “clásica” teoría política, incluido eso de “izquierda-derecha”, y a pesar de su discutible validez científica, ha permanecido como teoría política dominante o por lo menos hegemónica. Al acabarse la realidad mundial de la que esa ideología venía a dar noticia y explicación, su caída ha sido estrepitosa particularmente en España, donde por razones explicables ha sido fulminante. Tanto, que en unos años ha debido erigirse con prisas una “nueva teoría” ante la necesidad de dar respuestas válidas a sus acontecimientos políticos, y la invalidez total de la "clasica" para dar cuenta de los mismos.

Hoy se pude decir de manera retórica, ¿es de izquierdas o de derechas la crisis económica? ¿Es la China de izquierdas o de derechas, de qué lado es la Nación Española, de cual su Estado, de qué su lucha patriótica; y su bandera e himno, son los nacionalistas de izquierdas o de derechas, y las castas regionales?, etc. Un precursor ejemplo lo tenemos en el nazismo o el stalinismo difíciles de ubicar de esa forma y fenómenos “pasajeros” ambos, a los que se opusieron tanto las izquierdas como las derechas mundiales, difíciles hoy de ver como cosas diferentes.

Quiere decirse que se hizo necesario emprender la tarea de producir un cuerpo de pensamiento que diera explicación a lo que ocurría en la realidad hispana, -tarea inacabada pero con suficientes cimientos y vigencia-, desechando lo que esa realidad ya no admitía como respuesta satisfactoria a su nueva presentación. Surgió así el concepto de “transversal” de infausto sonido y poca audiencia entre los “pensadores”, pero de paulatina implantación y práctica esencial en las movilizaciones sociales. También el de las “castas”, de absoluto y consagrado arraigo, así como se ha recuperado “tradición” acudiendo a los conceptos de patriotismo, españolismo u otros como los símbolos nacionales, todos ellos de impensable introducción -e incluso pronunciación- tan sólo hace un lustro, pero completamente verificados en la actualidad y asumidos socialmente como útiles vigentes, operativos e imprescindibles.

Es natural por tanto que los intelectuales “tradicionales”, -al margen de sus intenciones o intereses particulares- estén mudos y sumidos en la perplejidad para dar unas respuestas que su formación personal o sus coordenadas de referencias no tienen registradas entre sus pertrechos; semejan trenes que se han quedado sin las vías por los que discurrrir. Ante lo nuevo, es necesario armarse con esquemas nuevos y desechar los inservibles. Aquí se insertan los nombres de aquellos que iniciaron la aventura de Ciudadanos y que en su recorrido se apearon porque no sabían por donde andaban. Igual ocurre con la “teoría” de UPD, por llamar algo a lo que producen intelectualmente esas tres letras de anuncio, y asimismo con la producción en general de los partidos políticos españoles, que no puede verse más que como justificación de ladrones y reos sin atrapar.

Es comprensible por tanto que aquellos que trataron -o aún tratan- de mantener postulados derribados por la vida pública, como por ejemplo en el seno de Ciudadanos donde la bandera nacional era tabú o el no-nacionalismo buscó erigirse en religión, estén en la actualidad desaparecidos como desaparecido está en la conciencia nacional española ese pensamiento tetrapléjico y acabado.

Sin lugar a dudas la nueva teoría ha necesitado aprovechar materiales del derribo, pero ha logrado construir una sólida casa donde día a día se acogen más y más españoles preparando la victoria definitiva sobre sus opresores. Y los demás, permanecen olvidados en los restos de su derruido edificio.

Severino Miranda

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