miércoles, 10 de septiembre de 2008

Civilización o Barbarie

“Ya que hoy, en pleno siglo XX, los nazis se proponen ignorar la historia, la dinámica social y la cultura para referirse a la "raza", ¿por qué no dar un paso más atrás? ¿Acaso la antropología no es parte de la zoología? ¿Quién sabe sí los racistas no irán a buscar las inspiraciones más elevadas para su obra creadora en el reino de los antropoides?”. (León Trostki, 1933)

La caracterización y el correcto etiquetaje de un régimen o de un partido político, hay que hacerla a partir de sus HECHOS, no de lo que dicen esas entidades ni tampoco de su génesis. Con independencia del origen, trayectoria, discursos o programas, lo que señaliza luminosamente a nuestro régimen político y su baluarte actual el PSOE ,  es de modo inequívoco e irrefutable la destrucción de la Nación España en todas las facetas de su vida política, histórica, económica y social,  en sus vises materiales y  espirituales,  y en la difusión de valores, en este caso “contravalores” o valores atávicos.

Desde el punto de vista económico ha facilitado el control internacional y privado a la Nación de nuestros recursos patrios, ha introducido mano de obra extranjera por encima de las necesidades de nuestro mercado laboral, ha dejado a manos de particulares sectores y recursos fundamentales para el país, y hace dejación de decisiones económicas vitales para los españoles que solo obrando deliberadamente pueden explicarse.

Desde el político ha destruido las bases democráticas que pudiéramos haber albergado, ha robado los programas de los nacionalistas y absorbido la utilidad del PP, ha ocupado todo el Estado, ha dado “neoderechos” sin tener competencia para ello, ha dejado en manos regionales decisiones nacionales, ha permitido el acaparamiento de competencias o delegado poderes ilegales a los nuevos caciques de las autonomías, ha permitido la apertura de delegaciones en el extranjero por parte de los virreyes regionales, ha mentido con profusión y por sistema, ha negociado con los terroristas de ETA un “Estado” independiente en nuestro suelo,  y con otros nacionalistas la formación de un  confederalismo de nuevo cuño;  ha destruido la división de poderes constitucionales de forma irreversible, ha convertido a las Cortes  en un carísimo adorno, está bajo sospecha de haber organizado la matanza del 11-M. y el largo etcétera en este apartado como el estatuto catalán, la financiación autonómica o la bilateralidad en las negociaciones acerca del destino de los impuestos nacionales. El régimen monárquico ha traído la presencia de una sola CASTA DE POLITICOS  peleados entre sí por la obtención de los despojos Nacionales de España.

Desde el social ha combatido la “conciencia nacional española”  ha insuflado el viento del egoísmo particularista, el individualismo consumista, la banalidad, la chabacanería y el analfabetismo como “cultura”;  ha despreciado los escasos elementos civilizatorios que habíamos conquistado, ha enardecido el “individualismo liberal” con  el “sálvese quién pueda” primitivo y falso, ha emprendido cruzadas de des-socialización y destrucción de los vínculos afectivos-nacionales;  promueve y practica la eutanasia y el aborto para destruir la vida humana, ha recurrido a la “memoria histórica” de la guerra civil para introducir una división social basada en odios recónditos y ancestrales ya superados por la propia sociedad.

Desde el ideológico ha combatido el cristianismo y a la institución Católica, ha subvertido los valores de la Ilustración y ha revertido su sentido civilizatorio  trocándolo en la burda conducta del bárbaro salvaje  proclamándola neodoctrina dominante; ha usado la “alianza de civilizaciones”  para introducir la “multiculturalidad” a modo de cuña en la cultura judeo-cristiana-occidental -del mismo modo que los nacionalistas catalanes abominan el idioma español con el  “qué bonitas son todas las lenguas” menos el castellano,  cuya dictadura de lengua caalana sufre esa comunidad-,  ha recogido cuantas ideas, delirios, vulgaridades o sofismas ha encontrado o inventado como eso del cambio climático, la paz universal, el “buenismo”, el radicalismo gay y feminista, o el relativismo moral.

 

Todo ese cúmulo de actuaciones ofrece con toda claridad y en un primer plano la DESTRUCCCIÓN NACIONAL de España,  mucho más que una  proposición política concreta como destino para el cuerpo social de España. El actual régimen político español  busca y desea el exterminio físico de la gente, incluido el caos y la guerra. 

No se conoce en la Historia grupos o regímenes con los que poder comparar esta actuación política descubierta como un PLAN sea o no deliberado y empeñado en destruir todo lo que el pasado construyó en la Nación incluyendo sus propios habitantes;  ninguno de anteriores dueños sociales ha obrado en su dominio como un Napoleón sin programa positivo, tal es la conducta de este nuevo Reich. El componente impositivo y de autoritarismo de los fascistas y de los nazis, está siendo acompañado además por un intento de “autorepresión” ciudadana provocado por la difusión machacona de ideología “buenista”, por el acorralamiento de las mentes desde las instituciones o por la letanía opiácea de disfrutar con una “democracia pluralista”. 

Por una parte se puede definir a los componentes del régimen como ENEMIGOS Nacionales incluso desde el punto de vista de una clase dominante y sus partidos políticos,  cuanto más de los ciudadanos españoles; por otra parte lo más parecido a las ideas que ponen en práctica,  más allá del “fascismo” característico de clases medias, autoritarismo, violencia institucional  y desprecio a la legalidad, encuentra en el Nazismo su precursor en actuaciones de cariz “biologista”, justificado aquel en la supuesta raza,  la benignidad de un nuevo orden político-social. Del mismo modo que el racismo catalán ha sustituido la raza por la lengua, el neonazismo español ha sustituido la raza por la especie, por el propio homo sapiens,  al que quiere convertir en un rebaño de somas desprovistos de atributos humanos y ciudadanos de los que la civilización los ha dotado. Es un nazismo más “avanzado”, una “mejora” de su antecesor, un paso más allá de su animalesca concepción política-social. Es un  NEONAZISMO ya aceptado conceptual y popularmente por aquellos que sufren sus consecuencias más extremas. Es la nueva y macabra cara del moribundo CAPITALISMO  que ha labrado en nuestro país su forma más salvaje y su faz más repugnante.

 El stalinismo y el nazismo, paroxismos de autoridad y fuerza bruta,  tenían objetivos nacionales y utilizaban métodos similares en pos de los designios que trataban de obtener para su nación. Toda represión y opresión social debe contar con métodos de eficacia probada con anterioridad y en consecuencia, también para un objetivo como la destrucción nacional de España debe contarse con todo aquel elemento capaz de ser eficazmente utilizado, bien  sea stalinista o capitalista autoritario, o bien cualquier otro útil surgido en la palestra histórico-social que se avenga a ese deseado y delirante fin destructivo, incluyendo una quimérica masonería tratando de hacerse realidad pública. 

 Por eso es “indiferente” desde el punto de vista de la Resistencia Nacional  tratar de ubicar nuestra situación en una determinada línea de derecha/izquierda que en el fondo es a lo que se llega con las caracterizaciones al uso, cuando tal “lateralidad”  dejó de tener sentido no ya en España, sino en un mundo donde se ha estado diluyendo paulatinamente. Esos conceptos tenían un indispensable sentido y utilidad  en una tesitura histórica pasada, ahora tenemos un nuevo escenario surgido de una nueva situación mundial abocada a definir de modo inmediato el eterno problema  de la supervivencia social cuando los dueños de la sociedad actúan contra los intereses generales de modo insoportable. La derecha y la izquierda están en el pasado, el capitalismo depredador y asesino las ha fundido, son una y la misma cosa aunque tengan diferentes nombres y biografías.  

Más que la génesis, discursos o nombres de un movimiento o ideología, la verdadera cuestión a resolver es a qué intereses sirven y qué fines persiguen esos movimientos o ideologías en la actualidad,  y en todos los casos veremos que las ideas originales y los movimientos políticos que las sostenían, han sido cambiadas por el tiempo o el espacio, arribando todos a una sola y única cosa a solucionar con carácter de urgencia: La civilización o la barbarie.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este va al foro de cabeza.

Anónimo dijo...

Publicado en Abril de 2007

El problema nacional, el del Estado nación no el de los nacionalismos que actúan de ariete contra la nación, se ha convertido de un tiempo a esta parte en un debate mundial ¿porqué?. Complejo asunto aunque no imposible de plantear.

Según el enfoque marxista, de Marx, no de los marxismos, es alrededor del modo productivo de turno como los seres humanos organizan la sociedad, es así como devienen relaciones de producción y sociales, y de estas surgen las ideas que dominan en una sociedad dada, aunque ello no excluye otras ideas, como tampoco el capìlalismo es el modo exclusivo de producción mundial, aunque si el mayoritario y determinante para la actual humanidad.

Como tantas otras creaciones humanas el Estado Nación moderno es un producto de la historia, es la consecuencia de organizar una sociedad de determinado FONDO, cualquiera que sea su forma, en función de necesidades e intereses que aunque coincidan TEMPORALMENTE con la mayoría social, responden PRINCIPALMENTE al interés de los dueños de los elementos productivos, de los propietarios de las mercancías. Esta clase social dueña mundial, concepto relativo a su papel en la producción, es la burguesía, como lo era hace unos siglos. Su aparición en la escena política vino de la mano de las naciones configuradas anteriormente a su llegada, por lo que necesariamente operó en ese marco. Aún más, lo perfeccionó en función de sus intereses y lo extendió territorialmente como modo ideal o deseado de organización social, bien por invasión, bien por imitación, bien la asunción del modelo por otros países.

Constituyó entonces la burguesía la nación a su imagen y semejanza, creó las condiciones para que toda la sociedad fuese LIBRE de toda atadura, excepto de una y fundamental: la propiedad productiva quedaba en sus manos exclusivas, más libre que ella no hay nadie, porque la libertad de trabajar o no trabajar en las condiciones que creó, no existe en la realidad, sólo en apariencia. En ese camino, destrozó los elementos de toda índole generados por situaciones anteriores e impulsó la idea nacional como motor de progreso para todo el mundo, unificó territorios dispersos, educó la mano de obra, utilizó con profusión todos los elementos a su alcance para erigirse en el amo nacional de una sociedad que los reconoció como tales, alabó su trabajo, prosperó en ese marco y se acunó en su seno. Es así como la nación cobra cuerpo y alma en los habitantes de una sociedad, es así como las luchas por territorios, materias primas, mano de obra o mercados, se producen en nombre de las naciones, es así como los ejércitos combaten con las banderas de sus respectivas patrias.

Los elementos materiales y espirituales que incubaron la aparición de naciones, se han disuelto en gran parte para la actual burguesía, condiciones anteriores han cambiado por completo, la ciencia y la tecnología actual otorga posibilidades de todo tipo para todo el mundo desarrollado. Junto a otros factores conocidos, permiten prescindir a los dueños de la producción mundial de aquel instrumento llamado Estado que tan bien contribuyó en el inicio de su actividad a beneficiarla y a incrementar su poder TOTAL. Esta lógica, permite deducir que lo que conocemos como Estado-Nación deja de ser tutelado, cuidado y perfeccionado por sus dueños toda vez que ahora dispone de otros mecanismos igual o más eficaces para prolongar y/o asegurar su dominio.

¿Quién entonces está MAS interesado hoy en mantener la Nación?. La sociedad en su conjunto, sus ciudadanos, abstracción precisada de muchos matices.
Pero son ellos los que necesitan todos los elementos civilizatorios que la historia ha creado, frente a las actuales fuerzas productivas y sus propietarios que ya no necesitan la vieja forma de dominio, que ya no precisan su envoltura, que pueden prescindir de un diseño que AHORA supone trabas a su imparable y desatado avance en pos del beneficio privado.

La humanidad asiste al principio de una gran lucha entre los poderosos y los desposeídos y en esa contienda, una de sus facetas es que aquellos querrán destruir la Nación y el Estado en sus aspectos sociales positivos. Pero contra ellos se levanta el muro nacional y todas las urdimbres gestadas durante siglos en cualquier sociedad.

Esa es UNA disyuntiva francesa y de ahí el resalte creciente de sus símbolos nacionales. Otro tanto ocurre en la coyuntura española en la que además, pretenden introducir todo el ruido posible para entorpecer la respuesta NACIONAL de los españoles, incluyendo la desestabilización con elementos justificados por la Alianza de Civilizaciones, dado el contacto continental, la cercanía fronteriza.

No nos engañemos, es el poder del Estado, al servicio de qué intereses debe ponerse, lo que tenemos en juego en nuestro país. Y me parece que una obra histórica no se desmonta en unos años por muy intenso que sea el deseo de los que se creen dueños de la vida; sólo son propietarios de sus recursos pero alguna vez la sociedad los expropiará si ponen tan inalcanzable su disfrute.

Anónimo dijo...

Publicado Abril 2007


España es tan atrasada en algunos aspectos con relación a otras naciones, que algunas de sus peculiaridades obran a favor de sus ciudadanos en la grave crisis política que padece. Es la derecha española tan “antigua” que ahora se pone a defender la nación como nunca en toda su historia lo ha sabido hacer. Y es tal el atraso democrático entre sus habitantes, que ahora no van a permitir que le desmonten la democracia alcanzada.

La lucha que se observa tiene que ver con los intereses de los monopolios y los grupos económicos mundiales. El caso de Endesa es paradigmático; al final, va a quedar poseída por varios y no por UNO, que es lo que originó la famosa OPA, aunque todavía no ha acabado del todo este pulso de titanes. El asunto puede verse así.

En la lucha por las cuotas de mercado y por el control político de esas cuotas, se producen conflictos entre dos tendencias. La globalizadora sin patria, o con sede en otras partes, y la que tenga ligámenes con la Nación Española. Si analizamos con detalle estas tendencias, podríamos ponerle nombre y apellidos a sus empresas o grupos representativos. El recién emergente “capitalismo español”, es decir, las empresas con sede y tradición nacional, (El capitalismo como sistema no tiene patria) se ha lanzado a la conquista de mercados y desplegó sus alas con mayor decisión y éxito en la época de Aznar.

Hoy es difícil no encontrar en los países desarrollados, incluido Chjina, multinacionales hispanas, tanto en comunicaciones como en energía, finanzas, ingeniería, construcción, etc. Es evidente que a muchas de estas empresas les trae sin cuidado la forma estatal que cobre su metrópoli, pero no a todas, y no en todos los sectores, y no al mismo tiempo. Hay por tanto diferencias de intereses en tal sentido “político”, es decir, con relación a la forma de Estado, y es este asunto el que predomina como jerarquía de los movimientos observables tanto en España como en otros países. Alemania sería el otro extremo, su estado agarra tanto su forma política como sus empresas con mayor tradición, importancia, estrategia y seguridad en las conquistas “coloniales” o mercantiles realizadas. Es un estado “moderno” pero proveniente de su “adelanto” histórico, de su antigüedad. Siemens o Mercedes, llevan mucho tiempo andando por el mundo. Este tipo de países han intentado e intentan preservar su “historia económica” en la medida de sus posibilidades y en conflicto con otros grupos, y si pueden, quedarse su mercado y atacar al de los demás principalmente europeos, como EON, aunque no sólo.

El PP vendría a representar en eso, los intereses de esas empresas o grupos que necesitan el actual Estado español tal como lo define la Constitución. Es cierto que a la vez, tal partido contiene en su interior contestación a través de los intereses locales generados por las autonomías y tendrá que resolver bien pronto esas trifulcas para mantenerse coherente, o no. En cualquier caso el PP parece dispuesto a dar la batalla por la actual configuración nacional, otra cosa es que hasta ahora no lo ha hecho así, o no con suficiente contundencia, o que su táctica sea un desastre, o que al final no logre mantenerse como bandera de su deseo. De todas formas el PP representa, -y debería añadir, según sus consignas-, otros intereses de fuerzas menores aunque de muy numerosas procedencias. También el PP cede y deberá ceder a la presión a que se le someta u obligue, luego su actuación no del todo corresponderá a su dinámica propia. La manifa última de Madrid, es un ejemplo.

Por otra parte existe los intereses generales de la ciudadanía española, claramente fracturada sobre este tema. Pero es elemental que la inmensa mayoría tiende a permanecer “como estamos” sin necesidad de aventuras. Justamente debido a nuestro “atraso” , la sociedad española no ha disfrutado JAMAS de un periodo tan fructífero y próspero desde el punto de vista material y político, como desde la transición. Ni el país ha estado tan estructurado como ahora, ni la riqueza general había permitido tan constante movimiento poblacional, ni las comunicaciones tan fáciles y asequibles, etc. Quiere decirse que no hay razones para pensar que a los españoles les interese seguir la temeridad de los cambios políticos que se les proponen o imponen, al fin y al cabo ha sido la DEMOCRACIA y la CONSTITUCION quiénes nos han proporcionado la vigente situación. Intentar introducir elementos FORZADOS, por no decir ilegales, pero visibles, para no ver con claridad a quién beneficia además de unas claras minorías, no puede resultar viable desde ningún punto de vista. Es la “mayoría natural” de Fraga la que cobrando nueva definición, se opone y lo hará aún más, a estos cambios.

Como los “renovadores del PSOE”, esos de la “España plural”, y toda la cohorte de minorías de diversas procedencias, no van a cejar en su empeño entre otras razones porque viven de eso, la lucha se incrementará sean cuales sean los escenarios políticos que se presenten. Por ello, resulta inevitable que el partido mejor situado, el PP, deba demostrar en cada batalla su capacidad y firmeza para el liderazgo de la posición constitucional. Si este papel no fuese capaz de desempeñarlo convenientemente, es cuando cualquier otro partido por crear tiene que lanzarse al ruedo con los instrumentos adecuados. encabezar es la lucha de los españoles para mantener su Nación incólume y en todo caso decidir conjuntamente los cambios a realizar pero después de ganar la guerra.
En tiempos convulsos, las ideas prenden como la pólvora, lo hemos visto en dos últimos años.

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2007 Abril