jueves, 16 de octubre de 2008

El hambre y las ganas de comer.

La iniciativa del xarnego cordobés Montilla reivindicando al golpista Companys se inserta en una oleada de los enemigos antiespañoles con ZP a la cabeza (un capitalista radicalizado y terrorista), desde diferentes frentes tratan de sincronizar sus ataques. a) a medio y largo plazo con los asaltos ideológicos-prácticos del aborto, la eutanasia, la Ed. para la Tiranía o los ataques a la Iglesia; b) de inmediato con esta iniciativa catalanista, siguiendo los tratos con la ETA, negociando con el PNV los presupuestos a los que cede más y más atributos de la Nación o dando carta blanca a Garzón para que irrite el ambiente, convoque los odios sociales y exacerbe los nervios públicos aún más de lo que están.

Paradójicamente en todos y cada uno de esos ataques se encierra una derrota implícita y a la vista; a saber: el enemigo traidor no está unido excepto como plaga de varios órdenes alrededor de una poderosa presa. Sólo les motiva su objetivo, pero al mismo tiempo tienen diversos e incluso contrarios intereses entre ellos. Esa dispersión y la inherente ausencia de emblemas comunes, es toda una garantía para la víctima que solo con bostezar ruidosamente acabará con tan dañinos parásitos, y poniéndose luego de pie los aplastará con su bota.

De ahí la importancia decisiva en esta guerra de los conceptos Nación, España, Ciudadanía, Soberanía Popular…como divisas unitarias de los españoles, porque los traidores no las pueden mostrar al tratarse de enemigos Antipatrióticos, Antinacionales, Antiespañoles y Déspotas regionales de quinta división. Y he ahí la explicación de que esas consignas son para los delincuentes políticos como el agua para el gato.

Los enemigos antiespañoles de todo color no solo están chuleando a la Patria, provocan abiertamente con sus fechorías una rebelión social. Pero esa rebelión ciudadana no se producirá cuando ellos quieran, se realizará en el momento oportuno y forzados por las consecuencias económico-prácticas de la escasez general; de esa forma la victoria de los ciudadanos estará asegurada por ser espontánea, radical, masiva, furiosa e imparable. Cuando el malestar y el perjuicio social aprieten lo suyo, se unirá con la conciencia general de esta traición pública de la Casta, lo que es decir que se unirá el hambre con las ganas de comer.

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