viernes, 14 de noviembre de 2008

TODOS A LA CARCEL


El fuerte no quiere reglas, las impone su sola presencia; los débiles las exigen porque en ellas está la garantía de supervivencia. De ese hecho se derivan las diferencias y contradicciones que se observan en la política mundial. De un lado “Europa”, al otro los USA, de un lado las grandes Naciones europeas, al otro los países europeos menores y dependientes de sus grandes; de un lado los grandes bancos, de otro los pequeños o arruinados, como también las instituciones nacionales o supranacionales que tratan de salvar al débil. También en los EE.UU. hay diferencias entre Obamas democráticos, partidarios de rescatar a las empresas del automóvil, y Buchs republicanos empeñados en firmar los TLC con otros países. Y aún dentro de esos partidos como vimos en las votaciones de plan Paulsen, que ya no es ese plan y que mañana será otro plan y medio de propina. Europa quiere regulación de los mercados pero el “socio” del Atlántico no lo necesita. Los USA no quieren proteccionismos, los europeos según y cómo.

Todos conflictos con raíz común, porque en un sistema basado en la más feroz competencia de empresas, multinacionales o Estados, no puede aspirarse a la “unión” si no es como cortina para encubrir la realidad de Estados garantes de sus intereses cada uno por su lado, e incluso un buen pretexto para seguir depredándose entre miembros de una cofradía tan derrotada y lastimera. La trayectoria indica un paulatino repliegue de los Estados sobre sí mismos y después sobre sus ejércitos nacionales.

El sistema capitalista ha perdido su equilibrio y no tiene estabilidad como tampoco resorte en que apoyarse; ni económico, ni político, ni social, ni legal, ni ideológico, ni programático, en resumen: la macabra careta democrática del capitalismo; solamente retiene la fuerza armada para defenderse. En su escandalosa caída ha arrastrado y hundido todos sus mitos, ideas, valores, símbolos, banderas…El malestar ciudadano general, creciente y acelerado, en las sociedades donde con mayor éxito ha reinado, emprenderá la subversión de su orden mucho antes de que pueda recuperar estabilidad, credibilidad o viabilidad. La sociedad no puede esperar las recetas de un muerto porque necesita perentoriamente arreglar su vida diaria como ya está haciendo por doquier. A decir de los especialistas, aunque se repartiera el dinero a espuertas o desde helicópteros, existe la duda de si la gente no preferiría guardarlo en vez de gastarlo en consumir. Tal es el grado de depresión y desconfianza inducido por el capitalismo al mundo en este su notorio estertor histórico.

Hoy el panorama mundial asiste boquiabierto a la reunión de unos botarates en Washington, esclavos de sus miserias públicas, de su incapacidad de mando, de su incompetencia económica y política, de su obsceno y parasitario modo de vida, de su ausencia de escrúpulos y legalidad, de su estado Terminal como clase conductora de la Humanidad; y tiene a su más representativo energúmeno al Sr. Rodríguez Zapatero, enemigo de los españoles y de todos los ciudadanos internacionales, que acude con bandera enemiga a su traidora y repugnante asistencia de masón terrorista con cara de inocente.

1 comentario:

Apostata dijo...

Un título bastante premonitorio.

Saludos.